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lunes, 7 de enero de 2013

Samantha


En la noche de reyes Samantha salio a la calle, para ver que pasaba a su alrededor. Su sed de sangre había disminuido con el paso de los años, pero el agobio de gente hacia que se pusiera nerviosa, así que empezó a ir por zonas deshabitadas a mirar desde la lejanía, hasta que escucho a alguien detrás de ella. Su fino oído la había ayudado a escucharlo antes de que este le pudiera atacar, era otro cazador de Vampiros, pero era diferente, este tenia los ojos azul hielo, labios rojos como la sangre y olía tan bien que la boca se le hacia agua y tuvo que contar hasta 100 para no hincarle el diente. Consiguió desarmarlo fácilmente, y lo inmovilizo sentándose a horcajadas sobre el. Entonces se fijo mejor, era muy joven tendría unos 20 años, la misma edad que ella cuando la convirtieron aunque ahora mismo tenia 246 años si contaba desde que había nacido hasta ese momento, el chico era moreno estaba despeinado y sus ojos de hielo parecían traspasarte hasta el alma.

-Suéltame monstruo
-¿De verdad te parezco un monstruo?
-Eres una de esas criaturas que matan solo por diversión.
-¿Me has visto matar a alguien?¿Te he hecho yo algún daño a ti?
-No
-En algún caso eres tu el que me ha atacado y yo lo único que he hecho a sido desarmarte e inmovilizarte.
-Si pero tu...
-No te confundas, no soy ningún ángel pero tampoco soy un demonio, tan solo soy Samantha, soy inmortal es verdad, pero sobrevivo sin matar a nadie.
-Lo, lo... siento- me dijo mientras aflojaba la sujeción que tenia sobre el, aunque no deje de estar en alerta en ningún momento.
-Yo soy Joseph, siento haberte atacado.-Dijo tendiéndome la mano.
-Encantada, ¿me puedes explicar por que hueles diferente a otros humanos? Tu olor es … ¡¡¡No eres del todo humano!!! ¿que eres?

Justo en ese momento sucedió algo que ellos no esperaban, apareció Dimitri. Samantha en un acto reflejo lanzo a Joseph detrás de ella.
Dimitri es un vampiro con más de dos mil años aunque se conservaba en sus eternos 17 años que fue la edad a la que fue transformado, era fuerte, tenia los ojos marrones y el pelo castaño.

-¿Que haces con ese caramelito de limón?
-Yo no soy....-Comenzó a decir Joseph.
Antes de que terminara la frase lo corto Samantha
-No te acerques a el, es mio.
-No veo que le hayas mordido así que no tiene aun dueño, ni dueña
-Es mio
-Samantha para que sea tuyo debe ceder a que te alimentes de el, sin que lo hipnotices
-Si no, es una presa fácil para alimentarnos a los demás, y tu juventud te impide ganarme en una lucha.
-El me deja alimentarme de el.
-¿De verdad?
Me gire lentamente, deseando que Joseph no huyera, lo mire fijamente a los ojos, y su olor volvió a embriagarme por completo, no tenia un olor especifico, pero hacia que todos mis sentidos reaccionasen a el, deseaba pasar toda la eternidad con el, sabia que no era del todo mortal pero tampoco era del todo inmortal.

-Es para hoy, que tengo hambre o cede por voluntad, o es mio.

Lo mire de reojo y volví a mirar a Joseph

-Lo siento- dije con mis labios pero sin hacer ningún sonido.

El me miro a los ojos y asintió, me acerque a su cuello, y su olor me volvió a atontar, lamí justo encima de la yugular antes de clavar los colmillos, cuando empece a sentir su sangre en mi interior, le empece a mandar imágenes para tranquilizarle. Tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para poder separarme de el y no dejarlo seco.

Cuando conseguí separarme de el, lo tendí suavemente sobre la hierba y entonces me di cuenta de dos acontecimientos poco habituales, el primero era que Dimitri había desaparecido, y el segundo aun mas inquietante era que la luna se había tornado roja pero no un rojo claro, si no un color tan rojo como la sangre que había bebido de aquel joven. Entonces fue cuando lo vi, no era del todo humano.
Me quede sin aliento, le habían salido unas alas blancas en la espalda y se sostenía en el aire observándome con sus ojos aun mas claros, no me miraba con odio, ni rechazo, entonces me tendió la mano, y yo sin temor se la cogí. Estaba desando ver aquello que el quisiera enseñarme.

-Siento haberte hecho esto.
-No lo sientes.
-¿Por que me siento atraída hacia ti?
-Porque no eres tan diferente a mi.
-No lo entiendo, ¿me lo puedes explicar?
-No. Lo descubrirás a su debido tiempo.
-¡Ja! ¿ A su debido tiempo?¿ Pero tu sabes la edad que tengo?- Dije arqueando una ceja.
-Si 246 años y dentro de justamente 26 días cumplirás 247.
-¿Por que me atacaste?
-Debía saber si de verdad eras quien yo buscaba, solo tu eres capaz de derrotarme.
-¿Por que esta la luna roja?




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