Capitulo
I
Cuando
llegué escuché a Claudia llorar, no era un llanto normal. Eran
gritos histéricos de una niña que lleva muchas horas llorando sola.
Me di cuenta de que Estefania no estaba, ¿por qué había dejado a
la niña sola?
Actué
por prioridades, primero mi hija. Fui a ver qué le sucedía. Al
llegar, la puerta de la habitación estaba bloqueada con una silla,
la quité, y al entrar lo olí. Claudia se había hecho sus
necesidades encima. Su madre la había abandonado allí a saber desde
qué hora, y no había sido para avisarme, ¿dónde estaría?
Cogí
a Claudia y me la llevé a la bañera. La bañé mientras le contaba
un cuento, la sequé con dulzura. Mi hija estaba un poco más
tranquila, ahora se veían sus rizos dorados y su cara más limpios,
aunque los ojos los seguía teniendo rojos por el llanto. Le puse el
pañal y su pijama de princesas, cogí la corona del armario y se la
puse.